"Anoche soñé que volvia a Manderley...". Nadie que conozca la película basada en esta novela podrá olvidar la voz en off que recita la frase inicial de la obra más lograda de Daphne du Maurier: Rebeca.
Así comienzan los recuerdos de la segunda señora De Winter, que la
transportan de nuevo a la aislada y gris mansión situada en la húmeda y
ventosa costa de Cornalles. Con un marido al que apenas conoce, la joven
esposa llega a este inmenso predio para ser inexorablemente ahogada por
la fantasmal presencia de la primera señora De Winter, la hermosa
Rebeca, muerta pero nunca olvidada. Su habitación permanece intacta, sus
vestidos listos para ser lucidos, y su sirvienta, la siniestra señora
Danvers, aún le profesa una devoción malsana. Y con el espeluznante
presentimiento de que algo maligno le está aprisionando el corazón, la
joven comienza a investigar el verdadero destino de Rebeca: el oscuro
secreto de Manderley.
Me ha gustado moderadamente. Con un arranque lento, en el que no pasan casi cosas, y un desarrollo parecido aunque misterioso que hace que ni te plantees abandonarla, la novela juega sus mejores cartas en el tercio final, con un desenlace imprevisto y perfectamente armado. La descripción de personajes es otro de sus aciertos, todos vistos a través de los ojos de la protagonista, ya que está contado en primera persona. Lo mejor son esos monólogos interiores en los que ella se cuestiona todo y se imagina constantemente "que pasaría si...". Meritorio es como consigue la autora, Daphne du Maurier, trasmitirnos la inseguridad de la nueva señora De Winter, una persona tan anulada que admite de su amado cualquier cosa, tan anulada que no tiene ni nombre... Todo eso en contraposición al gran nombre de la novela, Rebeca, Rebeca, una y otra vez leemos sobre Rebeca, un personaje que ya no está pero que no se ha ido, un personaje perturbado y perturbador que todo lo envuelve, como la niebla que inunda Manderley.
Gótica, oscura, misteriosa, desesperante a ratos, romántica siempre, Rebeca es la novela perfecta para los amantes de los ambientes malsanos y de las malas jugadas que la mente puede hacernos.
Una adaptación cinematográfica milimétrica y a la vez ridículamente cambiada en un detalle que para mí es tan importante que casi me destroza una gran película. No podré comentarlo aquí porque sería un spoiler enorme, pero hace que me guste mucho más la trama de la novela, se puede hablar en los comentarios. Quédemonos de momento con que el genio y la maestría narrativa de Hitchcock está presente aquí como en tantas otras de sus películas (ésta es la primera en EEUU), que dirigió a los actores como nadie y supo recrear perfectamente la atmósfera que Du Maurier nos intentó explicar con sus palabras. Acertadísimo el reparto, la fotografía también. No tanto me gusta la música, alegre en algunas secuencias (que me descoloca bastante). Es un 7.