18 de mayo de 2011

Los restos del día, de Kazuo Ishiguro


Tenía un recuerdo muy grato de la adaptación al cine de Los restos del día, la novela más conocida en España del británico de ascendencia japonesa. Kazuo Ishiguro Así que por fin me he acercado a ella, más que nada con la curiosidad de comprobar hasta que punto el mérito de la poesía y delicado intimismo de la peli era culpa del texto original. Pues tenía la culpa enteramente, lo cual me ha hecho disfrutar bastante la lectura de esta historia del perfecto mayordomo inglés de principios del siglo pasado.
Confieso que el comienzo se me hizo duro por la cantidad de detalles sobre el noble oficio de servir que el autor nos da. Pero enseguida uno comprende la necesidad de ello para entender las motivaciones del personaje principal, un personaje dibujado con trazo finísimo y preciso. Es muy original la forma en que nos vamos enterando de los hechos pasados. En el presente el mayordomo, mister Stevens, se encuentra realizando un pequeño viaje de placer por la campiña inglesa con el flamante automóvil de su señor. A Stevens le gusta ir escribiendo en un cuaderno de viaje las cosas que le van pasando durante estas mini vacaciones. Pero pronto comprobamos que el cuaderno se va conviertiendo además en diario íntimo, ya que el buen hombre tiende a divagar bastante cuando escribe rememorando hechos del pasado, cuando en tiempos mejores servía a un señor muy importante e influyente en la historia de su país. Así es como nos iremos llenando de los detalles más importantes de su existencia, y realmente les aseguro que se le coge un gran cariño al personaje; no sé si hasta el punto de hacerlo inolvidable, pero presiento que si he recordado tantos años el retrato que de él hizo Hopkins en la película muchos más voy a recordar el delicado y emotivo retrato que hace el autor de la novela. Un auténtico "Sam" que descubrí sin saberlo mucho antes de que existiera el propio Samuel. Quien sabe si me inspiró, todo nos deja una huella aunque no seamos conscientes de ella.

Lo que queda del día, la película de James Ivory (1993)

Una perfecto ejemplo de lo que es adaptar a otro medio y conservar intacto todo el espíritu de una obra. Todo lo dicho para el libro podría decirlo para la película, y aún más si cabe, porque las interpretaciones de los dos protagonistas añaden profundidad y entendimiento a sus dos personajes. Anthony Hopkins y Emma Thompson están tan bien escogidos que están mimetizados con sus alter egos a la perfección y ya nadie puede imaginárselos sin sus caras. El gran Ivory de Una habitación con vistas o Maurice consiguió aquí su culminación como director y, en mi oponión, no volvió a hacer nada mejor. Claro que la materia prima base era muy buena pero no todos consiguen igualarla en otro medio.
La escena final (un añadido al libro acertadísimo) con la paloma atrapada en Darlington Hall, que el mismo Stevens pone en libertad por la ventana quedándose él dentro, tan atrapado, su vuelo alejándose de la mansión que vemos hacerse más pequeña según nos elevamos, es la metáfora por antonomasia de ese gran cine costumbrista de finales del siglo pasado. Es un 9.

4 comentarios:

  1. Coincido contigo. Al principio cuesta aceptar tanto detalle, pero luego te enganchas al personaje. Eso sí, exasperas ante sus normas y costumbres tan rígidas.

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  2. Yo no he leído la novela, vi en su día la película y me había gustado mucho. con lo que cuentas del libro la verdad es que me entran ganas de leerlo, pero antes que éste me apetece leer "Nunca me abandones" porque luego quiero ver la peli.
    Muy buena reseña Cyllan,
    ;)

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  3. Sí Berto pero aún con sus normas el prota es como un osito de peluche, tan desvalido ante el mundo que no se puede sentir más que simpatía, y un poquito de lástima, por él.

    Pulga tú lo que tienes antes es lo de George RR Martin, recuerda ¿eh?
    De momento no leeré Nunca me abandones aunque me gustó mucho la peli, repetir de un autor es un lujo imposible con toda la lista que tengo por leer jejej.

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