22 de septiembre de 2010

Mis ojos


No volverá el mundo a ser tan puro como lo es en esos ojos.
Nunca he querido crecer, he tenido claro todo lo que perdemos con la niñez, lo que dejamos atrás es lo mejor, y me da una pena infinita. No quería madurar. Me daba cuenta de la pérdida conmigo misma y ahora lo veo con mis hijos, aún de forma más consciente. No sé lo que daría para mantener su inocencia intacta. Lucho con uñas y dientes, pero no lo consigo, me desespero casi cada día. Crecen a mi pesar, y se me escapa entre los dedos ese yo que sé maravilloso que poseen.