Siempre me gustó el misterio. Correr aventuras es casi una necesidad física para alguien como yo; aventuras de todo tipo, pero ahora me voy a referir a esas que corrían los Cinco, ¿los recordáis? Me aprendí sus libros de memoria. Por eso cuando ella me propuso saltar la pequeña vallita en la terraza interior de la catedral en realidad yo ya estaba deseando traspasarla. No es que estuviera mal el itinerario establecido... Pero ver mas allá sería seguro mucho mejor, siempre estábamos de acuerdo en eso. La terraza, que a bastante altura seguía el perímetro interior de los muros, continuaba y parecía que se podía dar la vuelta completa a la planta. Observamos los estragos que un terremoto en el país vecino había causado en la galería. Unas pocas grietas no nos disuadieron. Inmediatamente después del prohibido el paso a los turistas se noto la falta absoluta de limpieza. El polvo, los trozos desprendidos del revestimiento de los muros y los cuerpos sin vida de pobres palomas atrapadas en el recinto estaban por todas partes. Por supuesto eso tampoco nos detuvo. Caminamos por la galería esquivando palomas y plumas maravilladas con la magnifica construcción. La cúpula sobre tambor, la vista del coro desde arriba, podíamos hasta tocar las vidrieras, era genial y muy excitante; deteníamos nuestros pasos a menudo para sacar fotografías.
Llegué la primera a una puerta de madera abierta y en no muy buen estado, daba a un pasillo que se adentraba en la oscuridad. Nos quedamos paradas en el umbral intentando acostumbrarnos a la disminución de luz. Una vez nos hubimos cerciorado de que no podía cerrarse sola y dejarnos atrapadas, encendimos nuestros móviles, a falta de algo más adecuado, y proseguimos la “investigación”. No fue hasta más tarde cuando supe que había una gruesa cadena y un candado colgados del marco. La verdad es que daba miedo, la oscuridad nos juega malas pasadas, ya sabéis, cualquier bulto apoyado en la pared hace disparar nuestra imaginación. Pocos pasos más allá el pasillo moría en unas escaleras de bajada bastante anchas, tan sucias como el resto del recinto, pero esta vez con algo de luz natural. La misma provenía de ventanucos herméticamente cerrados y con cristales tan sucios que aún cuando no hubieran sido traslúcidos difícilmente hubiéramos visto nada a su través. Ella pareció reconocer algo allí, y estaba extrañamente contenta, no le di importancia. Comenzamos a descender por la escalera de piedra, la cual giraba sobre sí misma bajando durante bastante altura. En el camino más palomas muertas, más polvo, telarañas y alguna puerta igual de desvencijada que la primera. Llegamos al final del recorrido, al menos para nosotras, puesto que nos topamos con dos puertas esta vez cerradas. Tenían un aspecto bastante lúgubre con los herrajes oxidados y la madera medio carcomida, debían llevar siglos ahí. Especulamos unos momentos con la posibilidad de que estuviéramos en un pasadizo de atajo a algún sitio importante de la catedral. No sabíamos cuanto habíamos bajado y el aire allí era escaso. No se escuchaba nada más que el arrullo lejano de las palomas. Ese ambiente opresivo y la imposibilidad de seguir nos desanimó, así que iniciamos el retorno.
A la mitad más o menos ELLA se quedó observando largo rato el esqueleto de una paloma que reposaba en un escalón. Era la más avanzada en la descomposición que habíamos visto. Quería sacar una foto a eso, me pareció repugnante, esta chica fotografía cualquier cosa; pero la ayudé. En ese escalón no había luz suficiente, me dijo, así que ni corta ni perezosa cogí los restos con un pañuelo de papel y los deposité en uno más iluminado. Estaba contenta cuando consiguió la instantánea, de nuevo me pareció que demasiado. No sabía que hacer con el pañuelo, ni loca lo guardaba en un bolsillo; me acordé de un tonel con basura casi abajo del todo y descendí de nuevo para tirarlo allí. Ese fue mi ERROR.
Continuará.
¿Qué te pasó?. Nos hemos quedado de piedra. ¿Te caíste?, ¿os pillaron?, ¿os costó mucho salir?. Qué tenebroso ver tanta paloma muerta y descompuesta, el riesgo de que os pillaran... Me parece una aventura de "Los cinco" pero a tus treinta y tantos y con los riesgos que eso conlleva, más auténtica; revivir la infancia envidando al riesgo. Muy bien, Cyllan, esperaba esto de ti. El misterio de seguir viviendo. Qué no decaiga. Ahora, eso sí, nos falta la siguiente parte del relato, no sé si dormiremos.
ResponderEliminar[...Pero ver mas allá sería seguro mucho mejor...]
ResponderEliminarMejor no sé, pero más interesante seguro que sí.
Continuación ya!!!!! :-D
Mi querido chico fiel te tengo abandonado. Es necesario que lo remedie.
ResponderEliminar¿Esperabas de mí la aventura? Jajaja, que bonito lo dices. A MÍ no me pasó nada...
Estoy con la segunda parte Tris, continuación ya mismo.
Muchos besos a los dos. Y Dormid, dormid :P
Ya te vale!
ResponderEliminarMenuda Juguetona!
:-P
Continua!
(Sé donde vives... Si. Si, Es una amenaza)
;-)
Besos Carmesis!
Tía trasnochadora y madrugadora, no duermes uf.
ResponderEliminarVivo donde tú, donde todas las "juguetonas", ya sabes, en las nubes (con un buen equipo de sonido) :P
Ala!!! YA has conseguido engancharme... Me encantan las historias de aventuras...
ResponderEliminarHola Cyllan, en mi casa del pueblo desmantelamos hace dos años un palomar, con el que hubieras podido escribir una novela.
ResponderEliminarEsta es la primera vez que te dejo un comentario, porque prefiero verte y hablar contigo en persona, aunque ya te he comentado en alguna ocasión que me encanta leerte y ver tu blog. besos
Me has tocado la fibra sensible por todos los costados, maja: un relato-regalo, Los Cinco, y ese sueño que tenemos muchos de saltarnos las prohibiciones y colarnos por esas puertas cerradas. En especial las de castillos, monasterios y catedrales. No nos hagas esperar mucho, plíiiiiis. Besos.
ResponderEliminarIZEL sólo será un capítulo más, estarás poco enganchada, tranqui, jeje. Parece que a muchos os gustan las historias de aventuras.
ResponderEliminar¡¡JUANJO!!! Eres mi Juanjo? Seeee, que bueno por aquí. Ya sé, claro que en persona es mejor, hay gente que lee pero no se deja ver nunca. Pero sabes? se agradece que lo digáis alguna vez.
Graciasss.
LEO otra con el sueño de las aventuras jajaja, estáis muy faltos de ellas eeeh? Hala a comprarse una linterna y a explorar. ¿Nos vamos? ;)
¡Uyshhh!...estoy esperando con verdadera curiosidad el siguiente capítulo...vaya, vaya...sí que eres juguetona.
ResponderEliminarBesos
¿La historia la cuentas tú o tu espíritu desde el otro mundo? No me creo eso de que a ti no te pasara nada.
ResponderEliminarQue emoción, no sé si podré dormir esta noche. Puede que tenga que salir para relajar la tensión.
Besos.
No sé si hubiera llegado tan lejos como ustedes; el ver tantas palomas muertas ya me hubiera desanimado, perro eso de bajar las escaleras hasta sentir que el eire era casi irrespirable...ay, sabes que me recuerdas uno de los pasajes de una de mis novelas favoritas "Drácula" de Bram Stoker.
ResponderEliminarY ese misterio del pañuelo?????. no te tardes en continuar ¿si?
No sé si hubiera llegado tan lejos como ustedes; el ver tantas palomas muertas ya me hubiera desanimado, perro eso de bajar las escaleras hasta sentir que el eire era casi irrespirable...ay, sabes que me recuerdas uno de los pasajes de una de mis novelas favoritas "Drácula" de Bram Stoker.
ResponderEliminarY ese misterio del pañuelo?????. no te tardes en continuar ¿si?
-- Dulce Luna
ResponderEliminarHola, otra impaciente, ya debería estar la segunda parte, pero no paro en el orde últimamente, ni me reconozco vamos, sólo "juego" :)
-- Tawaki
Anda ya, exagerado, ¿me tomas el pelo? De veras que A MÍ no me pasó nada.
-- Rosa
Si no hubieras bajado es que no eres juguetona Rosita. Hey, decir que se parece a Stoker es demasieee jajaja. Por supuesto también es una de mis novelas favoritas. Si no conoces Carmilla, te sugiero que lo remedies inmediatamente.
Besitos varios a los tres.
Umsss asi que te has paseado por aqui...
ResponderEliminarEemmm, no sé, yo no digo nada, ¿de dónde sales tú? ¿Y si eres unos de los guardas de la catedral? :>
ResponderEliminarImpacieeentes, estamos impacieeeentes... ¿o es que acaso gozas en algún lugar de alguno de tus fugaces viajes en busca de nuevas aventuras?
ResponderEliminarJajajaj, estaba dando los últimos toques y me llega tu impaciencia. Me presientes jajaja ;)
ResponderEliminarYa está el final.
Besos.
Hay... que fue como comenzar a protagonizar la peli donde el anciano demente y jorobado cuidador de la catedral saldrá de entre una sombra armado con una hoz en una mano y más palomas difuntas en la otra!!!!....
ResponderEliminarJuaaaaa, menudo cuento hubieras hecho tú de la visita a la catedral, sería un cuento muy gore jajaja.
ResponderEliminarjeje, yo tb soy una fan de Enid Blyton y de los 5...
ResponderEliminarJeje, hola Dianita. Te dejé KO anoche ¿eeh? :P
ResponderEliminarYo era fan de ese tipo de libros, pero nunca leí a Los Cinco exactamente. Mi compinche de esta aventura sí.