10 de febrero de 2011

El invierno del dibujante según Paco Roca

El invierno del dibujante
Paco Roca creció leyendo los tebeos de Mortadelo y Filemón, de Las hermanas Gilda, de Carpanta, de Anacleto, de La familia Cebolleta, y un largo etcétera. Y claro la vocación de escritor de comics le viene por ahí. Lo que ha hecho con esta obra es homenajear a una generación de historietistas que sacrificaron muchas cosas por su amado trabajo y que nos dejaron un puñado de la historia de España en viñetas de colores.

La gran editorial Bruguera, en pleno apogeo en los años 50, fagocitaba todo papel y todo escribiente o dibujante que caía en sus manos, pero un grupo de autores se cansaron de ser ninguneados y mandaron a la gran empresa a la porra para crear su propia revista, así nació Tío Vivo y los valientes fueron Escobar, Peñarroya, Conti, Cifré y Giner. Su vacío curiosamente vino bien porque así se incorporaron a las filas de la bollante Pulgarcito gente que llegó a ser tan grande como ellos, léase Ibañez, Segura, Raf, por ejemplo. Como acaban la peripecias de libertad de los 5 "traidores" a Bruguera es ya parte de la historia del tebeo español y nos lo cuenta muy bien el premio nacional de comic, Paco Roca.

Me temo que no recomiendo esta obra objetivamente porque yo también crecí con esos tebeos, para mí son parte inseparable de la niñez, y me aficioné a los comics para siempre con ellos. No tenía ni idea de la vida que llevaban los que hicieron posible que pasara tan buenos ratos, de que lo suyo por aquel entonces en nuestro país era un oficio como otro cualquiera y en esos tiempos difíciles de la dictadura lo importante era hacer unas cuartillas más porque cobraban por hoja dibujada. Me ha emocionado enterarme de como era ese mundo, y más enterarme de la mano de un historietista español. Y oye, me encanta el detalle de las hojas color estación.

Podeís leer en pdf el primer capítulo aquí.

4 comentarios:

  1. Me interesa mucho este cómic,ya le tenía echado el ojo, yo también devoraba esos tebeos y forman parte de mi niñez, de hecho todavía conservo unos cuantos.
    Muy bueno.
    ;)

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  2. Yo me reía mucho con el edificio del 13 rue del percebe.
    Gracias por tus comentarios en mi blog. En el Museo Sorolla me dejaron hacer fotos sin flash, y encima no me cobraron la entrada porque fue el sábado por la tarde, así que me quedé encantada. Es una verdadera preciosidad. Abrazos

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  3. Es una suerte conservarlos aún Pulga. En casa de mis abuelos acabaron los míos, pero hay muy pocos, es un misterio como desaparecen, ¿no te pasó lo mismo?

    Ligia los Olé de 13 rue eran geniales. Un humor negrísimo tenían a veces :D
    Lo de Sorolla aquí no se entiende, podrías haberme contestado en su sitio, yo voy a verlo, de veras.

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